lunes, 19 de marzo de 2012

Masaje como hábito.


Hay personas habituadas a recibir masajes, los valoran mucho y forman parte de su bienestar semanal. Para ellos el masaje es un arte además de una ciencia, palabras que se agradecen mucho.

El masaje en este caso se convierte en un lujo, tanto para quien lo recibe como para el terapeuta, la entrega absoluta a los movimientos del masajista hacen del mismo un ritual de placer y bienestar.

Esta situación personalmente me enriquece tanto como terapeuta y como persona.

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